El primer “Año de la Fe” fue proclamado por el Siervo de Dios Papa Paulo VI en 1968 (que culminó con “el Credo del Pueblo de Dios”) y éste, convocado por S.S. Benedicto XVI, tendrá apertura solemne en Roma el 11 de octubre del corriente, y en la diócesis el 12 de octubre, con ocasión de la solemnidad de Nuestra Señora del Pilar.
Año de la Fe |
Con
la solemnidad de San Pedro y San Pablo, patronos del Seminario
diocesano y la celebración eucarística de las 11 (que presidirá nuestro
Obispo Mons. Oscar Sarlinga), culmina el mes del Sagrado Corazón de
Jesús con un renovado fervor a este “misterio de fe”(y no sólo
“devoción” aunque también) el cual ha sido visto y celebrado en y desde
la Eucaristía, razón por la cual se está dando cada año mayor
importancia pastoral al Corpus Christi, el cual en iglesia catedral de
Santa Florentina de Campana y en la iglesia concatedral de la Natividad
del Señor de Belén de Escobar adquieren particular realce, pero que se
extiende a otras parroquias. El 9 de mayo de 2009 (con ocasión de las
Fiestas patronales diocesanas de la Virgen de Luján) nuestra diócesis se
consagró al Sagrado Corazón de Jesús, y desde este “misterio de fe”
quiere tomar fuerzas para celebrar el “Año de la Fe” el cual tendrá su
apertura solemne en diócesis el 12 de octubre, en la ciudad de Pilar,
con motivo de las festividades de Nuestra Señora del Pilar, uno de los
hitos de la evangelización en la entera región, desde el siglo XVIII.
Tanto
el consejo presbiteral, en reunión especial del 28 del cte. como la
Mesa pastoral (o Junta pastoral diocesana) tienen como cometido el
tratar los puntos y acciones destacados en las recientes Jornadas del
clero acerca de laNota con indicaciones pastorales para el Año de la fe”de
la Congregación para la doctrina de la Fe, la cual fue leída, estudiada
y comentada durante las citadas Jornadas. En especial se nos ha pedido
que se tuviera en cuenta “el ámbito diocesano” y “el ámbito de
parroquias, asociaciones, comunidades, movimientos” de la mencionada
Instrucción, que trasunta un gran sentido pastoral. Muchas de sus
proposiciones ya se realizan en la pastoral ordinaria de la diócesis y
están contenidas en nuestro Plan Pastoral diocesano, cuyo eje es la
“nueva evangelización”pero será la ocasión para realizarlas en el “Año
de la Fe” con nuevo ardor, nuevos métodos legítimos y nuevos modos de
expresión, en tanto expresen mejor el esplendor de la verdad de la fe,
nos muevan a la esperanza y nos afirmen en vivir en la caridad de
Cristo. Veamos ahora en el texto de la “Instrucción” puestos en
destacado “el ámbito diocesano” y el ámbito de las parroquias,
asociaciones y movimientos, y luego se ofrece para la lectura el texto
completo, con el link de www.vatican.va
En el ámbito diocesano
1. Se auspicia una celebración de apertura del Año de la fe y de su solemne conclusión en
el ámbito de cada Iglesia particular, para «confesar la fe en el Señor
Resucitado en nuestras catedrales e iglesias de todo el mundo».
2. Será oportuno organizar en cada diócesis una jornada sobre elCatecismo de la Iglesia Católica, invitando a tomar parte en ella sobre todo a sacerdotes, personas consagradas y catequistas. (…).
3. Cada obispo podrá dedicar una Carta pastoral al tema de la fe, recordando la importancia del Concilio Vaticano II y el Catecismo de la Iglesia Católica, teniendo en cuenta las circunstancias específicas de la porción de fieles a él confiada.
4. Se espera que en cada Diócesis, bajo la responsabilidad del obispo, se organicen eventos catequísticos para jóvenes y para quienes buscan encontrar el sentido de la vida,
con el fin de descubrir la belleza de la fe de la Iglesia, aprovechando
la oportunidad de reunirse con sus testigos más reconocidos.
5. Será oportuno verificar la recepción del Concilio Vaticano II y delCatecismo de la Iglesia Católica en la vida y misión de cada Iglesia particular, especialmente en el ámbito catequístico. En
tal sentido, se espera un renovado compromiso de parte de los
departamentos de catequesis de las diócesis, que sostenidos por las
comisiones para la catequesis de las Conferencias Episcopales, tienen en
deber de ocuparse de la formación de los catequistas en lo relativo a
los contenidos de la fe.
6. La
formación permanente del clero podrá concentrarse, particularmente en
este Año de la fe, en los documentos del Concilio Vaticano II y el Catecismo de la Iglesia Católica, tratando,
por ejemplo, temas como “el anuncio de Cristo resucitado”, “la Iglesia
sacramento de salvación”, “la misión evangelizadora en el mundo de hoy”,
“fe e incredulidad”, “fe, ecumenismo y diálogo interreligioso”, “fe y
vida eterna”, “hermenéutica de la reforma en la continuidad” y “el Catecismo en la atención pastoral ordinaria”.
7. Se invita a los Obispos a organizar celebraciones penitenciales,
particularmente durante la cuaresma, en las cuales se ponga un énfasis
especial en pedir perdón a Dios por los pecados contra la fe. Este año
será también un tiempo favorable para acercarse con mayor fe y
frecuencia al sacramento de la Penitencia.
8. Se espera la participación del mundo académico y de la cultura en un diálogo renovado y creativo entre fe y razón,
a través de simposios, congresos y jornadas de estudio, especialmente
en las universidades católicas, que muestren «cómo entre la fe y la
verdadera ciencia no puede haber conflicto alguno, porque ambas, aunque
por caminos distintos, tienden a la verdad».
9. Será
importante promover encuentros con personas que «aun no reconociendo en
ellos el don de la fe, buscan con sinceridad el sentido último y la
verdad definitiva de su existencia y del mundo», inspirándose también en los diálogos del Patio de los Gentiles, iniciados bajo la guía del Consejo Pontificio de la Cultura.
10. El Año de la fe será una ocasión para dar mayor
atención a las escuelas católicas, lugares privilegiados para ofrecer a
los alumnos un testimonio vivo del Señor, y cultivar la fe con una
oportuna referencia al uso de buenos instrumentos catequísticos, como por ejemplo elCompendio del Catecismo de la Iglesia Católica o el Youcat.
En el ámbito de las parroquias / comunidades / asociaciones / movimientos
1. En preparación al Año de la fe, todos los fieles están invitados a leer y meditar la Carta apostólica Porta fidei del Santo Padre Benedicto XVI.
2. El Año de la fe «será también una ocasión propicia para intensificar la celebraciónde
la fe en la liturgia, y de modo particular en la Eucaristía». En la
Eucaristía, misterio de la fe y fuente de la nueva evangelización, la fe
de la Iglesia es proclamada, celebrada y fortalecida. Todos los fieles
están invitados a participar de ella en forma consciente, activa y
fructuosa, para ser auténticos testigos del Señor.
3. Los sacerdotes podrán dedicar mayor atención al estudio de los documentos delConcilio Vaticano II y del Catecismo de la Iglesia Católica,
recogiendo sus frutos para la pastoral parroquial –catequesis,
predicación, preparación a los sacramentos, etc.– y proponiendo ciclos
de homilías sobre la fe o algunos de sus aspectos específicos, como por
ejemplo, “el encuentro con Cristo”, “los contenidos fundamentales del
Credo” y “la fe y la Iglesia”.
4. Los catequistas podrán apelar aún más a la riqueza doctrinal del Catecismo de la Iglesia Católica y,
bajo la responsabilidad de los respectivos párrocos, guiar grupos de
fieles en la lectura y la profundización común de este valioso
instrumento, con la finalidad de crear pequeñas comunidades de fe y
testimonio del Señor Jesús.
5. Se espera por parte de las parroquias un renovado compromiso en la difusión y distribución del Catecismo de la Iglesia Católica y
de otros subsidios aptos para las familias, auténticas iglesias
domésticas y lugares primarios de la transmisión de la fe. El contexto
de tal difusión podría ser, por ejemplo, las bendiciones de las casas,
el bautismo de adultos, las confirmaciones y los matrimonios. Esto
contribuirá a confesar y profundizar la doctrina católica «en nuestras
casas y con nuestras familias, para que cada uno sienta con fuerza la
exigencia de conocer y transmitir mejor a las generaciones futuras la fe
de siempre».
6. Será
conveniente promover misiones populares y otras iniciativas en las
parroquias y en los lugares de trabajo, para ayudar a los fieles a
redescubrir el don de la fe bautismal y la responsabilidad de su
testimonio, conscientes de que la vocación cristiana «por su misma
naturaleza, es también vocación al apostolado».
7. En
este tiempo, los miembros de los Institutos de Vida Consagrada y de las
Sociedades de Vida Apostólica son llamados a comprometerse en la nueva
evangelización mediante el aporte de sus propios carismas, con una
renovada adhesión al Señor Jesús, fieles al Santo Padre y a la sana
doctrina.
8. Las comunidades contemplativas durante el Año de la fe dedicarán
una particular atención a la oración por la renovación de la fe en el
Pueblo de Dios y por un nuevo impulso en su transmisión a las jóvenes
generaciones.
9. Las
Asociaciones y los Movimientos eclesiales están invitados a hacerse
promotores de iniciativas específicas que, mediante la contribución del
propio carisma y en colaboración con los pastores locales, se incorporen
al gran evento del Año de la fe.
Las nuevas Comunidades y Movimientos eclesiales, en modo creativo y
generoso, encontrarán los medios más eficaces para ofrecer su testimonio
de fe al servicio de la Iglesia.
10.
Todos los fieles, llamados a reavivar el don de la fe, tratarán de
comunicar su propia experiencia de fe y caridad, dialogando con sus
hermanos y hermanas, incluso de otras confesiones cristianas, sin dejar
de lado a los creyentes de otras religiones y a los que no creen o son
indiferentes. Así se espera que todo el pueblo cristiano comience una
especie de misión entre las personas con quienes viven y trabajan,
conscientes de haber «recibido la buena nueva de la salvación para
comunicarla a todos».
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